El pasado 27 de marzo de 2023, alrededor de las 22:00 horas, se desató un incendio en la sede del Instituto Nacional de Migración (INM) de Ciudad Juárez, Chihuahua, que dejó un saldo de al menos 39 migrantes muertos y 29 heridos. Según las primeras investigaciones, el fuego fue provocado por los propios migrantes, que se atrincheraron y prendieron colchonetas en la puerta del albergue como forma de protesta ante su posible deportación.
La mayoría de las víctimas eran originarias de países de Centro y Sudamérica, especialmente de Venezuela, que habían llegado a la frontera norte de México buscando asilo o una oportunidad para cruzar a Estados Unidos.
El incendio en el INM no es un hecho aislado, sino el resultado de una crisis migratoria que se ha agudizado en los últimos años, ante el endurecimiento de las políticas de Estados Unidos. Miles de migrantes se encuentran varados en la frontera, expuestos a abusos, extorsiones, secuestros y violaciones por parte de grupos criminales y autoridades corruptas.
Ante esta situación, es urgente que el gobierno mexicano revise su estrategia migratoria y garantice el respeto a los derechos humanos de los migrantes, así como su acceso a servicios básicos de salud, educación y protección. Asimismo, es necesario que se fortalezca la cooperación regional e internacional para atender las causas estructurales de la migración, como la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades.
El incendio en el INM es un recordatorio doloroso de que los migrantes no son números ni estadísticas, sino personas con sueños, esperanzas y dignidad, que merecen ser tratadas con respeto y solidaridad.