Washington, D.C. — El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado controversia internacional al proponer cambiar el nombre del Golfo de México a “Golfo de América”. Durante una conferencia de prensa en su residencia de Mar-a-Lago, Trump declaró: “Vamos a cambiar el nombre del Golfo de México a Golfo de América, que suena muy bien y abarca una gran extensión de territorio. Qué nombre tan hermoso. Y es apropiado, realmente lo es”.
La propuesta ha suscitado reacciones inmediatas en México y otros países de la región. El Golfo de México, una vasta cuenca marina con una rica historia compartida, ha mantenido su denominación desde el siglo XVI. Cambiar su nombre a “Golfo de América” podría generar tensiones diplomáticas y ser percibido como una afrenta a la soberanía y patrimonio cultural de las naciones involucradas.
En Estados Unidos, la congresista republicana Marjorie Taylor Greene expresó su apoyo a la iniciativa y anunció su intención de presentar un proyecto de ley para formalizar el cambio de nombre. Sin embargo, expertos en derecho internacional señalan que una modificación de esta naturaleza requeriría consenso entre los países ribereños y la aprobación de organismos internacionales, lo que complica su implementación.
Además del cambio de nombre, Trump criticó a México, afirmando que el país está “esencialmente dirigido por cárteles” y calificándolo de “muy peligroso”. Estas declaraciones podrían tensar aún más las relaciones bilaterales en temas sensibles como la seguridad fronteriza y la cooperación en la lucha contra el narcotráfico.
La comunidad internacional observa con atención cómo se desarrollarán estas propuestas y sus posibles implicaciones en la geopolítica regional. Mientras tanto, México y otros países afectados evalúan las acciones diplomáticas pertinentes para responder a las declaraciones del presidente electo estadounidense.